Masilla, paleta, lija, colores... Lavanda y ciruela, por favor... El puente también sirve para adecentar algo las paredes de la habitación.
Aquí nos quedamos los Heredia, algunos porque trabajan, otros porque decidieron hacer limpieza profunda de cajones, baúles, armarios... En estos momentos estoy esperando a que se seque la masilla que utilicé para tapar agujeros, de aquí a una hora me toca lijar y sellar. Mañana día de colores: ciruela para el rincón del sueño, lavanda para el del estudio. El domingo regresan los trastos a su lugar... Bien, tan sólo aquellos que sobrevivieron al juicio sumarísimo que se celebró ayer. Esta noche llené el container de imágenes y objetos que en algún momento de mi vida guardé por alguna razón. Razón que evidentemente ahora no recuerdo y por eso ya carecen de valor.
Me doy cuenta que a medida que pasan los años me cuesta menos desprenderme de según qué cosas. ¿Señal que me estoy cargando a la sentimentaloide que habita en mí? Quizás aprendí al fin las enseñanzas del maestro en Panillo, y entendí que por mucho que guardemos, los Otros Tiempos nunca más regresarán. Cuando una se propone tirar para delante lo mejor es vaciar el saco y andar lijera...
Y por cierto, el concierto de Jorge una maravilla! La noche perfecta: reencuentro con mi hermana, música divina para los sentidos, risas, llantos y aplausos. La hora y media buscando taxi para la vuelta ya quedó en el olvido.
La semana terminó con el colofón de la boda de Laura y Ezequiel. ¡Laura casada! Y yo que pensaba que nunca viviría algo así! Un día de lo más lindo. Quizás tendría que empezar a hecer un pensamiento, ya van dos de mis amigas que se casan... mmmmmmm... Mejor me alijero bien el equipaje, no quisiera terminar de aquí a poco igual... jajajajajajaja!!!!!!!
Vayamos, pues, con ese sellado...
Como la vida misma...
Besos!!!
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