21 septiembre, 2006

12 SEGUNDOS...



... DE OSCURIDAD... Así se llama el nuevo trabajo de Jorge, aunque lo que hoy vivimos unos cuantos en aquella sala fueron más de doce segundos... tres cuartos de hora de luz y buena música. La tensa espera en la cola ha valido la pena. Me ha acompañado Sílvia, que aunque no se sabía ni una canción, ha salido satisfecha del encuentro con el uruguayo...



Y creo que entre Jorge y yo (aunque él no lo sepa), ha nacido una linda historia de amor. Digo, nada de romanticismos ni locuras adolescentes. Acá no hay nada de descerebrado... Al fin di con aquel que es capaz de describir con total exactitud todo aquello que a mí me resulta tan difícil decir. Y además él le pone música... (!!!!!!!!)

Y hoy no he perdido ninguna entrada, ni he tenido que rezar en arameo para que alguien la encuentre y tenga la bondad de dármela a última hora. Hoy no ha habido nada de eso, porque por suerte el concierto era gratis (sino seguro que algo me pasa con el papelito!!!!). Hora y media haciendo cola, y como premio un lugar en primerísima fila. Ni Sílvia ni yo nos lo creíamos!!!! Si casi podíamos oler el perfume (muy varonil, por cierto) de Jorge!!!! mmmmmm...


Antes de empezar el espectáculo, los que estábamos allí reunidos hemos regalado a Jorge una emotiva canción de cumpleaños, y al terminar con los gallos ha subido una nena a darle una postal hecha por ella misma... Todos hemos suspirado, pero creo que las féminas hemos tocado el cielo cuando Jorge ha sonreído tímidamente a la nena y ha leído emocionado la tarjeta. A veces pienso que él aún no sabe que es el padre demis hijos (ejem, ejem...).

El hombre de la guitarra y los sonidos estrambóticos, nos ha deleitado con algunas de sus nuevas canciones (especial mención a "La vida es más compleja de lo que parece"), que seguro no nos va a costar nada interiorizar y aprender de memoria. Por ahí se ha olvidado de alguna línea de "Eco", pero claro está, todo se lo perdonamos!!!!

Mi objetivo para esta noche, era conseguir dos firmas del Drexler, pero no hemos podido acercarnos al susodicho porque "Buenafuente" nos lo ha secuestrado. Tenía que salir corriendo hacia el estudio de televisión. Así que Sílvia y yo hemos salido algo desanimadas. Yo, mascando el sabor de una derrota en toda regla. Nos dirigíamos a ahogar las penas en un vaso de coca cola, cuando hemos visto salir de un portal a Jorge. ¡Era nuestra oportunidad! Así que me he acercado a él y le he pedido hacerme una foto.
-Claro, guapa... - él aún no lo sabe, pero es el padre de mis hijos (!!!!!!)
Así que el Hombre me ha rodeado con un brazo la cintura y mientras yo sentía que las piernas se me convertían en pura gelatina, ha pegado su cara en la mía (para ponerse a mi altura... Es lo que tiene ser así de pequeñaja...). Luego nos hemos dado dos sonoros besos (que por cierto, van a pasar a los anales de mi historia personal!!!!). Para Sílvia también ha habido cariño!
Las despedidas no son lo mío, así que con el permiso de todos, me voy a mi habitación a seguir alargando esta mágica velada... Será hasta el 29 de noviembre, fecha en la que nos veremos de nuevo las caras... Quizás allí consiga esas dos firmas... Quizás...

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17 septiembre, 2006

HAY CAMINOS


¿Cómo amarrar el tiempo pretérito que fue nuestra infancia?¿Cómo crecer sin la duda de si el lugar de nuestros juegos llegó a existir alguna vez?
El paso del tiempo -tantos ocasos y amaneceres- desgarró los recuerdos de aquellos momentos que conformaron nuestros días de inocencia. Andar de nuevo por ese camino oculto ahora en la maleza, recordar nuestros pasos por él... Duele. Hay en el recuerdo algo así como un dolor primitivo; desgarrador. El corazón y el alma entera llegan a romperse cuando contemplan tanta ruina y abandono.

No me quiero ir. Algo me retiene; una mano siniestra que me obliga a mantener los ojos bien abiertos. Una voz lejana en el tiempo que clama por salir del lugar donde se oculta. Un grito antiguo que no alcanzo a comprender lo que me dice, y que por más que avance y lo busque no encuentro. Temo que sea yo misma la que grita en mitad de este espantoso silencio... Sí, quizás soy yo, que así, espantando bandadas de pájaros negros, intento acallar el presente y dar paso al pasado; al esplendor y la luz de aquellos otros días...


Esto que ahora veo no son más que ruinas. El verde, aquel manto de maleza al que no dejábamos crecer, lo tapa todo. Ya no hay ni viejo ciprés ni fuente con cupido; hace tiempo que se marchó a lanzar flechas a otra parte, a cualquier otro lugar donde la belleza no muera. Aquí la eternidad soy yo, que me abro paso con cautela, siguiendo las imágenes del recuerdo. Paso por debajo de la parra -del lugar donde estuvo aquella parra. Yo la veo, la huelo, incluso si alzo mi mano puedo alcanzar algunos de sus frutos; pero no vosotros... Para mí tan sólo el privilegio de recordar, para vosotros el de contemplar a esta loca...


Si sigo andando veo un patio limpio, a pesar que el verde sigue devorando este presente, yo veo el patio en un radiante día de verano. Hay un columpio y unos fregaderos, y bajando esas escaleras un horno de piedra que construyó mi abuelo y un pequeño huerto. Y no, no estoy loca; tan sólo recuerdo...
Pero entonces los tiempos se agolpan, los recuerdos entran tropezándose los unos con los otros. Todo es un caos, no hay orden alguno para esos fantasmas que vienen a dar fe de mi antigua presencia en este lugar. Cada uno se cree con mayor importancia que el anterior, parecen discutir entre ellos. Amanda de nena; Amanda y Alba oliendo hojas de menta; madres en bicicleta; chaparrones y botas de agua amarillas; padres cargando leña y noches de fiesta...


Y me cargo de valor para girar todo mi cuerpo hacia la mole gris y tétrica que un día fue mi casa. Clavo la mirada en la puerta entreabierta. Quiero entrar pero no puedo moverme, no hay manera, me anclé yo misma en este mar espeso; no me atrevo a enfrentarme sola al silencio; al más terrible de los silencios. Pero ya estoy aquí, así que... Regresé y debo terminar con todo esto... Abro la puerta esperando encontrar un techo destruído, unas escaleras sin subidas...
En la cocina solía ver a mi madre preprarame cada mañana el desayuno... Y ahí está, como si nada, con mi tazón de leche recién ordeñada. Hace poco regresó del bosque y aún cuelgan de su jersey ramitas secas. Mi padre no tarda en llegar con las pastas para mojar, y Alba ya se sentó a la mesa y sonríe desdentada: se le quedó un bigote de espuma caliente y blanca. Emma se abre paso y se sienta en el sillón junto a la escalera. Espera a que terminemos de comer para jugar durante horas en la era, donde ahora ondean las sábanas blancas...

Veo todo eso, pero en este presente también veo un montón de periódicos mojados, una agenda negra del 94 que me apresuro a guardar -no sé muy bien por qué- en mi mochila. Tengo miedo, porque me resulta muy difícil enfrentarme sola a todo eso. Al abandono, a las paredes escamadas, al baño lleno de moho, a la cocina que ahora sirve de ataúd a ese gato muerto. Temo y tengo frío. Sé que no debo, pero no puedo evitar seguir mi recorrido escaleras arriba. Es posible que la casa se desmorone en cualquier momento: hace años que nadie vive en ella y la puerta quedó abierta... Pero al fin subo.


Me dirijo a lo que antaño fue mi habitación, al final del oscuro pasillo. A mi derecha queda el cuarto de mis padres, pero aunque me muero de curiosidad por verla de nuevo, está todo demasiado oscuro y yo aún oigo ese grito... ¡Deprisa, deprisa, deprisa! Eso es lo que parece decirme. Así que toco el dintel de la puerta, admiro la habitación vacía, las manchas de humedad en la pared donde estaba mi cama, el lugar de los juguetes, la ventana mal cerrada... ¡Deprisa, deprisa, deprisa! Y corro escaleras a bajo, porque por alguna extraña razón siento que he profanado algo sagrado, que mi tiempo ha terminado y ahora es el tiempo de los que moran desde entonces...

No sé si hice bien haciendo este viaje, regresando al lugar donde reside mi infancia, de donde proceden los olores, colores, músicas, risas... De donde me nacen los recuerdos más antiguos... no sé si hice bien contando todo eso... Quizás debería haberlo dejado pasar, no profanar aquellos momentos... No lo sé. Hacía tiempo que sentía la necesidad de un acercamiento, que quería sentir verdadero pánico, nostalgia, frío -frío por dentro... Pero ahora pienso, y veo de nuevo aquel lugar en esta primera noche... Pienso en esa puerta que he cerrado tras de mí con la esperanza de que nadie más -¡NADIE MÁS!- pisara ese suelo.


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11 septiembre, 2006

02 septiembre, 2006

Un poco de estrés!!!!

Quién lo iba a decir, que tras dos meses sin pegar golpe: pediría, desearía, imploraría algo de ESTRÉS!!! Este verano, como cada verano, ha sido de lo más relajante. Recuerdo que al empezar las primeras calores, decidí que pasearía cada día en bicicleta hasta la playa; leería veinte libros; experimentaría con platos nuevos y reflexionaría sobre los misterios de esta vida. y ahora digo yo: ¿he hecho algo de eso? ¡¡¡¡NO!!! Los días se han ido sucediendo perdidos en la más absoluta apatía y relajo.

Eso sí: este agosto he recibido una grata visita: Sole y Mauri venidos del otro extremo del Mediterráneo. Tampoco han habido muchas salidas turísticas, más bien montones y montones de comida, y auténticas maratones de capítulos de "Perdidos". Y no sé qué tipo de anfitriona soy si a mis invitados los pego con cola en el sofá... Ejem, ejem...
Pero también tuve mis aventurillas: subimos al teleférico camino de Montjuic, con lo cual viví momentos de pánico, terror... Esos trastos y yo nunca vamos a llevarnos bien, siempre salgo de ellos con las piernas batallando por no convertirse en gelatina pura... Conocí calles y locales nocturnos de mi propia ciudad, los cuales hasta entonces sólo situaba en las películas más underground del momento. Por allí quedan los vendedores sospechosos en locales algo sospechosos; los hindúes salsones; las películas de terribles hundimientos... Pero sobretodo mucha alegría por abrazar de nuevo a estos dos trotamundos!!!!!!

Otra visita, y no tan grata, ha sido la del bichejo adoptado por las Heredia y apodado por el Mauri como "Murci". Y con ese mote se ha quedado el perro faldero del mismísimo Satán. La leche, qué cosa tan fea, reflaca, borde, chillona... MUTANTE!!!! Murci llegó a liarla tanto durante dos noches que los vecinos a punto estuvieron de llamar a la policía. Y digo yo: ¿qué iban a hacer dos agentes con aquello? Más bien tendrían que haber llamado a las brigadas anti-disturbios, a Hulk, a Drácula, a Misterios sin resolver.a un exsorcista, pero no a la policía, joder!


Mientras todo eso ocurría en mi dulce hogar, la Menda Lerenda se escapó unos día a Alicante, a visitar a su prima Arantxa. Y Alicante está bien, pero creo que no para alguien como yo, acostumbrada a lugares con más intereses culturales que no parranderos... De todos modos el plan era pasar unos días de locura veraniega, pero andábamos algo aplatanadas, con lo cual nos dedicamos en cuerpo y alma a la playa y a la piscina. Visité por dos veces el FNAC (una nunca aprende a desconectar) y regresé con un terrible dolor de espalda que me dejó llorando y perificada durante tres horas y media en el asiento del tren, sin más distracción que un terrible documental sobre los insectos de huerto.

Así que he tenido tiempo de sobras para reorganizar ideas, cerrar puertas y abrir ventanas. Tiempo que ahora espero que acelere algo más, porque ya tengo más que comprovado que la inactividad no es lo mío... Quizás no nací para ella y por eso mi mente ya proyecta nuevos retos... mmmmmm... Seguiremos en la brecha, pues...
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