19 noviembre, 2007

Mr. Orgullo


¿Quién el orgullo y quién el prejuicio? A falta de dolores sentimentales propios, nos apropiamos de los ajenos...

Alguien, hará cosa de un mes (o más, desde entonces ya no llevo la cuenta de esos días) alguien me dijo que viviera con intensidad este periodo. ¿Qué periodo? ¡Toda la vida es un nuevo periodo, no me jodan! Así que siguiendo mi principal premisa, decidí hacer oídos sordos al sabio consejo que se me daba. ¡Aquí, la única que atiende a razones es una misma para consigo misma! Y sí, hoy estoy algo dictadora, algo rabiosa... Algo enana coñona, pero todos tenemos nuestro derecho a la rabieta, ¿ah?

Saqué a relucir al sr. Darcy que llevamos todos dentro, y me encaré al mundo con algo de sobervia y orgullo (otros lo llamaran descaro o sinrazón, pero hoy todo eso me da igual, no hagan caso de las malas lenguas).

Hará cosa de una semana me llamó mi antigua profesora de ballet (mujer atractiva, algo pesada y buena, aunque loca donde las haya). Llamaba en buen momento, mi tercera lectura sobre las aventuras y desventuras de la señorita Bennet y el señor Darcy estaba empezando a hacer mella en mí, y algo así como un antiguo estpíritu rebelde perdido estaba empezando a asomar la cabeza. La madame en cuestión me hacía saber que se estaban buscando mujeres de mi talla para representar una obra de ballet en el Petit Liceu. Después de preguntarme la talla (1,50m) y el peso (no más de cuarenta y casi hacia la baja), me dijo que hiciera el favor de ponerme en contacto con la persona encargada del evento.

Bien, si no fuera porque ese espíritu orgulloso, rebelde y algo aventurero empezaba a resurgir de nuevo en mí, seguramente la cosa habría terminado con un "esta mujer lo flipa. Que haga otra el casting, yo ya soy vieja". Pero no, con el empuje que da la inconciencia y el verse (o saberse) algo perdida, me lancé a la aventura. El sábado tomé mi primera clase de ballet en años, aventura que me deparó un gran dolor de músculos. Hoy, dos días después de enfundarme de nuevo el maillot estoy tan hecha polvo que esta mañana amanecí con décimas de fiebre. Pero tal y como bien dice mi queridísimo amigo D***, ahora soy como Rocky, y hay que demostrarle al mundo con quién está tratando.

El hecho en sí, y más aún, para aquellos artistas que estén acostumbrados a pasar pruebas, no tiene mucha importancia, pero para esta vieja gloria de la danza sí. Estoy nerviosa, tengo miedo, llevo días sin pegar ojo y mi nivel de adrenalina está algo a la alza. Estoy cagada. Mañana me lanzaré a la piscina, que sea lo que sea, pero esta vida ya se me hizo algo aburrida... Tengo miedo de no dar la talla, de que mi cuerpo algo oxidado me juegue una mala pasada, de quedarme en blanco, de no ser capaz de demostrar que si bien ahora me cuesta un poco, en otra época fui capaz de ser casi la mejor. Tengo miedo que no se crean que si me lo propongo puedo salir a bailar y dar lo mejor de mí...

El miedo es tal que no puedo más que ir hacia delante, porque llega un momento en que una debe empezar a abandonar actitudes de retaguardia, porque ya me cansé de ayudar a vivir a los demás y no hacer nada por mí. A joderse los que anden perdidos, los que juegan con mi persona sólo porque no saben distraerse consigo mismos...

Coherencia, gente de mundo, coherencia es lo que falta. ¡Eso, un poco de orgullo y algo de empuje!