Veamos... ¿Dónde era que se escondían?
Para nada quiero hacer aquí apología de las penas de una soltera, pero debéis entender que de vez en cuando acudan a mi mente preguntas de este tipo... Sobretodo en mis momentos más bajos.
Parece que los planetas se hayan conjugado en mi contra, a pesar que he consultado varios horóscopos y todos me son favorables... Quizás debería suponer que existe un complot contra mi persona. Pero últimamente no puedo evitar pensar que la principal cabecilla de semejante instigación soy yo misma.
Digo: no hago más que meter la pata en los momentos en que se espera de mí que saque lo mejor. Como hace unos días en el metro... ¡Aquello fue de pena! ¿Cuántas veces alguien con aquellos ojos verdes y aquel porte se acercará a mí y me pedirá el número de teléfono? Si tenemos en cuenta que en el metro siempre ando metida entre las páginas de algún libro, me aventuraría a decir que ¡nunca más! Bien, y en el momento de la verdad, justo cuando tenía que cantar nueve numeritos (los cuales conozco desde hace la tira de años), va y la cago. Así que ahora hay un hombre llamado Daniel que pulula por Barcelona con un número que no es el mío...
Para nada quiero hacer aquí apología de las penas de una soltera, pero debéis entender que de vez en cuando acudan a mi mente preguntas de este tipo... Sobretodo en mis momentos más bajos.
Parece que los planetas se hayan conjugado en mi contra, a pesar que he consultado varios horóscopos y todos me son favorables... Quizás debería suponer que existe un complot contra mi persona. Pero últimamente no puedo evitar pensar que la principal cabecilla de semejante instigación soy yo misma.
Digo: no hago más que meter la pata en los momentos en que se espera de mí que saque lo mejor. Como hace unos días en el metro... ¡Aquello fue de pena! ¿Cuántas veces alguien con aquellos ojos verdes y aquel porte se acercará a mí y me pedirá el número de teléfono? Si tenemos en cuenta que en el metro siempre ando metida entre las páginas de algún libro, me aventuraría a decir que ¡nunca más! Bien, y en el momento de la verdad, justo cuando tenía que cantar nueve numeritos (los cuales conozco desde hace la tira de años), va y la cago. Así que ahora hay un hombre llamado Daniel que pulula por Barcelona con un número que no es el mío...
¡Vaya tela! Si sigo haciendo algo de memoria, tan sólo tengo que remontarme a hace una semana, cuando en vez de cantarle cuatro verdades a aquel que me acompañaba tomando café, me quedé sentada viendo como se largaba maleta en mano hacia la Argentina. ¡Joder, ni más ni menos que allí! ¿Es que en Barcelona no se construyen edificios? ¿Tiene que largarse al otro lado del charco a jugar a los arquitectos? Aquí lo espero, fumando, como dice la canción...
Quizás mi fracaso más estrepitoso fue aquel que conocí hace ya un tiempo, ni sé los años que yo contaba, pero él era mayor que yo... mmmmm... Recuerdo que todo aquello que yo pensaba él lo ponía en palabras. Incluso en momentos distintos de nuestras vidas nos detuvimos ante los mismos paisajes y nos vinieron a la mente los mismos pensamientos... Y claro está, que siguiendo mi dinámica lo dejé perder ya no sé a causa de qué... O él me perdió a mí... O ambos desviamos los rumbos y ahora andamos buscándonos entre fracaso y fracaso...
Aunque en mi vida en ocasiones también he sido yo la que rompía corazones. Ahora no recuerdo, claro está que la desazón y el desasosiego amoroso ofuscan mi razón... En fin, que por allí me encontraréis, aunque ni mucho menos buscando la ocasión. Creo que soy más de la opinión de dejar que las cosas vengan por sí solas, siempre suele funcionar mucho mejor, a pesar que las circunstancias en ocasiones se empecinen en hacernos creer lo contrario.
Desde aquí les mando un beso bien grande a Jordi, Marcos, Jaume, Aitor, Manuel, Mathew, Marc, Eloy, Oriol, Josep Bernat, Eduard, Xavier, Abel, Alberto, Gorka, David, Gabriel, Joan, Pau... y todos aquellos que por razones etílicas no alcanzo a recordar (o quizás porque ni tan siquiera pregunté el nombre...).
Quizás mi fracaso más estrepitoso fue aquel que conocí hace ya un tiempo, ni sé los años que yo contaba, pero él era mayor que yo... mmmmm... Recuerdo que todo aquello que yo pensaba él lo ponía en palabras. Incluso en momentos distintos de nuestras vidas nos detuvimos ante los mismos paisajes y nos vinieron a la mente los mismos pensamientos... Y claro está, que siguiendo mi dinámica lo dejé perder ya no sé a causa de qué... O él me perdió a mí... O ambos desviamos los rumbos y ahora andamos buscándonos entre fracaso y fracaso...
Aunque en mi vida en ocasiones también he sido yo la que rompía corazones. Ahora no recuerdo, claro está que la desazón y el desasosiego amoroso ofuscan mi razón... En fin, que por allí me encontraréis, aunque ni mucho menos buscando la ocasión. Creo que soy más de la opinión de dejar que las cosas vengan por sí solas, siempre suele funcionar mucho mejor, a pesar que las circunstancias en ocasiones se empecinen en hacernos creer lo contrario.
Desde aquí les mando un beso bien grande a Jordi, Marcos, Jaume, Aitor, Manuel, Mathew, Marc, Eloy, Oriol, Josep Bernat, Eduard, Xavier, Abel, Alberto, Gorka, David, Gabriel, Joan, Pau... y todos aquellos que por razones etílicas no alcanzo a recordar (o quizás porque ni tan siquiera pregunté el nombre...).
2 comentarios:
chuata ...
que heavy, vamos a tener q aprender a atinar mas rapidito!
besos y para el lindo de Cristian Bayle tambien...mijito!
Quizás sí me falta algo de atino... Tendré que practicar algo más!!!!!
Besos, y ya le daré los tuyos al lindísimo de Christian!!!! ;)
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